CONSEJOS PARA TRADUCTORES
1. Leer mucho y a buenos escritores. Dominar la lengua es esencial para que un texto suene natural y sea impecable en términos de gramática, ortografía, etc.
2. Leer sobre diferentes disciplinas y materias. Ya sea agricultura, economía o tecnología, por mencionar algunas, y aunque tal vez ciertas ramas no sean de nuestro interés o especialidad, es útil ir adquiriendo vocabulario.
3. Leer diferentes tipos de material impreso: novelas, informes, resoluciones, leyes.

4. Recurrir al diccionario para precisar términos. Un diccionario no sirve únicamente para comprobar la definición de un término, también nos enseña a expresar lo mismo de otra forma enlazando a otras palabras o expresiones que tal vez desconocíamos.

5. Acumular sinónimos. El traductor debe llevar una maleta repleta de palabras y frases que puedan no solo sacarle de un apuro, sino también evitar que se repita como el ajo (sin traicionar excesivamente el estilo del autor al que traduce).
algunos diccionarios de sinónimos:
Wordreference: https://www.wordreference.com/sinonimos/
Busca palabra: https://www.buscapalabra.com/sinonimos-y-antonimos.html
Sinónimo: https://www.sinonimos.com/
Tesauro de Signum: https://lenguaje.com/herramientas/tesauro.php
7. Comparar textos publicados en dos idiomas. Estos textos nos permiten ver cómo otros han traducido un término, expresión o, simplemente, cómo se desenvuelven con el tema en cuestión. Cotejar textos es un buen ejercicio porque nos permite aprender siempre, ya sea una expresión o una nueva modalidad lingüística.

9. Releer y revisar siempre con atención lo que traducimos. Otra forma de analizarnos y ver de qué pecamos y qué hacemos bien -que para eso somos buenos profesionales y no va a ser todo negativo- es releer con ojo crítico lo que traducimos. Dejar reposar las traducciones y ver qué podríamos haber hecho de otro modo, y aplicarlo después. En este artículo del blog sobre la revisión de traducciones encontraréis algunas claves.
10. Tener curiosidad por lo que nos rodea y seguir formándonos. Ya lo dijo Xosé Castro hace unos meses: «La curiosidad mató al pobre gato ... y engordó el intelecto del traductor». Para mejorar hay que ser proactivos y no hay nada mejor que estar atentos a lo que nos rodea, tener sed de aprendizaje y estar dispuestos a seguir formándonos.
